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Óscar Romero y Pablo VI, los santos que lucharon contra la desigualdad

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Pablo VI y Óscar Arnulfo Romero ya son santos. El papa Francisco los canonizó en la ceremonia que presidió este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano, ante unos…

Pablo VI y Óscar Arnulfo Romero ya son santos. El papa Francisco los canonizó en la ceremonia que presidió este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano, ante unos 70.000 fieles. 

Además de Giovanni Battista Montini, Papa entre 1963 y 1978, y del arzobispo salvadoreño, asesinado en 1980 por orden del mayor del ejército y ultraderechista Roberto D’Aubuisson mientras oficiaba una eucaristía, fueron también inscritos en el libro de los santos otros cinco católicos ejemplares.

 

Son la española Nazaria Ignacia March Mesa, religiosa que fundó en Bolivia el primer sindicato de obreros; los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano; la monja alemana Maria Caterina Kasper y el joven italiano Nunzio Sulprizio.

Francisco puso a este último, que “supo encontrar a Jesús en el sufrimiento” provocado por la enfermedad ósea que padecía, como un ejemplo para los jóvenes, protagonistas del Sínodo de los Obispos que se celebra en Roma hasta el 28 de octubre.

El asesinato de Romero marcó el comienzo de una guerra civil en su país, la cual duró hasta 1992 y dejó 75.000 muertos y al menos 7.000 desaparecidos.

Santos Romero y Pablo VI

Fueron más de 70.000 los feligreses que asistieron al Vaticano para presenciar la canonización del salvadoreño Óscar Romero y del Papa italiano Pablo VI.

En su homilía, Jorge Mario Bergoglio se detuvo en particular en Pablo VI, el Papa de su juventud y en el que tanto se inspira en su pontificado. Dijo de él que fue “un profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres”. 
Resultó significativo que recordara las “dificultades e incomprensiones” que afrontó Montini, al que calificó de “timonel” del Concilio Vaticano II, el evento eclesial más importante del siglo XX. 

Con esa referencia a las críticas recibidas por Pablo VI, hizo un paralelismo intrínseco con las que sufre él mismo hoy por parte del sector ultraconservador de la Iglesia. 

Con su canonización, el papa Francisco quiere reforzar el diálogo con las demás religiones, con el mundo moderno, e impulsar la idea ecuménica de Pablo VI, quien inauguró una serie de viajes, convirtiéndose en el primer Papa que visitó los cinco continentes. Entre sus viajes estuvo el que realizó a Colombia, en agosto de 1968, en donde impulsó el diálogo con las otras religiones.

Francisco dedicó igualmente palabras especiales para Romero, cuya figura sigue vigente en la actualidad e inspira a los eclesiásticos que se oponen a los abusos del poder en países como Nicaragua. Aplaudió que dejara “la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida” ayudando a los más desfavorecidos. 

Con el ascenso a los altares del arzobispo salvadoreño, la Iglesia católica reconoce a este símbolo de la lucha por los pobres en América Latina cuyo proceso de beatificación se vio obstaculizado durante años por una parte de la jerarquía eclesiástica, que lo veía como un peligroso simpatizante del marxismo y un agitador que seguía la teología de la liberación. 

Esas acusaciones se demostraron injustas, y primero Benedicto XVI y luego Francisco desbloquearon el proceso permitiendo que, finalmente, se convirtiera en realidad el grito de “san Romero de América”.

Misa de celebración por Pablo VI

El Cardenal Rubén Salazar Gómez presidió una misa de celebración por la canonización de Pablo VI En El Templete del Parque Simón Bolíva, en Bogotá.

En la plaza de San Pedro del Vaticano había este domingo muchos fieles llegados de diversas naciones de América Latina, que lucían camisetas con la cara del mártir y vivieron como una fiesta su ascenso a la gloria de los altares. 

“Lo que esperamos muchos de los salvadoreños es que esta consagración, por la que esperamos 38 años, se transforme en una energía renovadora que lleve al país a la paz tan esperada, a una situación de mayor justicia e igualdad, que es lo que pedía Romero y por lo que lo mataron”, comentó la salvadoreña Carmen Argüello, quien viajó desde Apopa, cerca de la capital San Salvador, para asistir a la ceremonia en el Vaticano.

El cardenal Gregorio Rosa Chávez, que fue secretario personal de Romero, consideró que el nuevo santo aporta “cuatro elementos” a la comunidad cristiana: “La opción por los pobres, la lucha por la justicia, la defensa de la vida humana y ser voz de los que no la tienen”.

En su opinión, “la gente lo siente así”, como refleja la enorme devoción popular entre los latinoamericanos por ‘san Romero de América’. “Es un santo que encarna todo lo que el Concilio Vaticano II nos enseñó, y eso tiene un precio, el martirio”, explicó Rosa Chávez. 

El Papa aprovechó su homilía para recordarles a los católicos que tienen una vocación universal a la santidad y proponer como modelo por seguir a los siete apenas canonizados. “Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar”, dijo. 

También advirtió sobre los riesgos de la avaricia, al decir que “la riqueza es peligrosa y dificulta incluso la salvación”, aplicando este mismo consejo a la Iglesia. Y realizó esta invitación: “Dejar las riquezas, la nostalgia de los puestos y el poder, las estructuras que ya no son adecuadas, los lastres que entorpecen la misión y los lazos que nos atan al mundo”.

Por otra parte, en Bogotá, en el mismo sitio donde estuvo el papa Pablo VI hace 50 años (foto), se celebró una misa con motivo de la canonización del sacerdote. Al evento asistieron entre otros, el expresidente Belisario Betancur.

DARÍO MENOR
Especial para EL TIEMPO
ROMA

 

En su homilía, Jorge Mario Bergoglio se detuvo en particular en Pablo VI, el Papa de su juventud y en el que tanto se inspira en su pontificado. Dijo de él que fue “un profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres”. 
Resultó significativo que recordara las “dificultades e incomprensiones” que afrontó Montini, al que calificó de “timonel” del Concilio Vaticano II, el evento eclesial más importante del siglo XX. 

Con esa referencia a las críticas recibidas por Pablo VI, hizo un paralelismo intrínseco con las que sufre él mismo hoy por parte del sector ultraconservador de la Iglesia. 

Con su canonización, el papa Francisco quiere reforzar el diálogo con las demás religiones, con el mundo moderno, e impulsar la idea ecuménica de Pablo VI, quien inauguró una serie de viajes, convirtiéndose en el primer Papa que visitó los cinco continentes. Entre sus viajes estuvo el que realizó a Colombia, en agosto de 1968, en donde impulsó el diálogo con las otras religiones.